La energía reactiva es un tipo de energía eléctrica que absorben algunos equipos eléctricos de la red y que más tarde devuelven, por lo que no supone un consumo en sí, pero sí que supone un esfuerzo para el sistema eléctrico el tener que generarla y transportarla hasta los equipos, causando pérdidas mayores en caso de que se demande de la red si no se compensa en el punto de consumo.
Esta energía suele aparecer cuando hacemos uso de aparatos y máquinas que disponen de bobinas y condensadores, y que crean campos magnéticos y eléctricos mientras están funcionando. Estos aparatos provocan un desfase de vuelta a la red en forma de energía reactiva.
Este tipo de energía incrementa las pérdidas en las redes eléctricas, de ahí que se decidiera por parte del regulador, el establecimiento de recargos o penalizaciones para los excesos de consumo que provocan la energía reactiva y que se visualizan en tu factura eléctrica.
La diferencia de la energía reactiva respecto a la energía activa es que esta última se transforma en trabajo o calor y se mide en kWh. Sin embargo, la reactiva no se consume ni se transforma en calor y se mide en kVArh (kilo voltio-amperio reactivo hora).